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Opinión

Musa Verde | La plaga bucólica

Por: Horacio de la Cueva

Pregona el diccionario de la Real Academia de la Lengua que lo bucólico es aquello que evoca de forma idealizada al campo o la vida del campo. En cambio, lo bucónico es aquello relacionado con esa plaga que fue más que una hecatombe. Para hablar sobre una de nuestras formas mundiales de consumo turístico integrará lo ideal de lo bucólico con la realidad de lo bucónico; hablaré de plagas pretéritas y presentes, de cómo las plagas bacterianas del pasado ilustran nuestro (ab)uso de los recursos locales y planetarios. Propongo que algunos de nuestros comportamientos vacacionales son mejor descritos como una plaga.

La plaga bucónica azotó a Eurasia y el norte de África entre los años 1346 a 1453 matando unos 50 millones de personas, con la consecuente caída de los gobiernos, la economía y la cultura. En esa época el mundo cristiano atribuyó las causas a una conjución de planetas que causó una gran pestilencia en el aire malo, conocido como miasma; el mundo musulmán lo consideró como “martirio y piedad” de dios, asegurando el lugar de creyentes en el paraíso. El mismo paraíso prometido a los yihadistas de nuestros días.

El origen de la plaga bucónica se sigue discutiendo, pero se supone que se expandió a través de Europa transportada por las pulgas la rata Rattus ratus que viajaba en barcos genoveses. Una vez en tierra la transmisión entre humanos se difundió como una plaga neumónica a través del aire. Recordemos que la pandemia de covid-19 fue causada por la transmisión aérea del virus sars-cov-2.

La plaga bucónica y la pneumónica son causadas por el bacterium Yersinia pestis y transmitida a través de las pulgas de mamíferos pequeños o los fluidos de animal o persona muertos o por gotas atomizadas en el aire.

¿Por qué son devastadoras las plagas? Todo organismo que tiene recursos disponibles como alimento y un lugar para vivir se reproducirá sin limitaciones hasta que el alimento, el lugar para vivir o algún otro componente esencial escaseen. Lo que nosotros consideramos plagas, hoy pandemias, son organismos o virus producto de la selección natural que encontraron un lugar o nicho donde acomodarse para reproducirse, seguir evolucionando y perpetuarse hasta la extinción. Los eventos que llamamos plagas son expansiones rápidas de un organismo o virus que “encontró” una fuente de alimento o refugio y que no tiene impedimento, como pudiera ser el sistema inmunológico, para seguir creciendo, hasta que se acabe el recurso o no tenga forma de llegar a un nuevo organismo no infectado. La muerte de los 50 millones de personas pudo haber detenido la transmisión, ya no había alguien cercano a quien infectar.

La plaga que ahora nos preocupa es la bucólica. Esta es causada por la expansión, ahora irrestricta, del turismo con poder adquisitivo medio o alto que pasa un tiempo corto, si va de visita, o indefinido, si compra una propiedad, en algún lugar considerado bucólico y de élite, por su precio de uso o adquisición. Este turismo es aparentemente diferente al turismo de masas, el que llena balnearios, zoológicos, parques recreativos, playas y otras amenidades durante las épocas vacacionales. El poder de consumo del turismo de masas no es alto y puede dejar impactos ambientales visibles a su paso, como lo atestiguan las fotos de basura en las playas. La diferencia está en su forma de impacto ambiental.

Ambos turismos traen una derrama económica benéfica a las comunidades donde asisten, todo si compran y consumen en los comercios locales. También benefician al transporte público va desde camiones y peceras hasta aviones. A finales de 2023 el secretario de turismo dio a conocer que el Producto Interno Bruto Turístico (PIBT) ascendió a 2 billones 372 mil 556 millones de pesos, y tuvo una participación estimada de 8.5% en la economía nacional, en los valores de ese momento.

La plaga bucólica se expande por todo el mundo creando los beneficios antes mencionados, pero causando fragmentación del paisaje —todos quieren una casa aislada con paisaje bucólico y con un camino a la puerta. La consecuencia local es el aumento en el costo de los bienes raíces, excluyendo a las clases menos privilegiadas. Tambien hay derrama de gases de efecto invernadero por el uso de aviones y carros particulares, competencia por agua —no puede faltar la alberca, y electricidad —para amenidades imprescindibles como el internet o el microondas.

Cuidado con la plaga bucólica, acabará destruyendo el ambiente que tanto quiere disfrutar.

Estas vacaciones, fui parte de esa plaga.

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