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Opinión

Las identificaciones nacionales de los jóvenes fronterizos

Por: Eunice D. Vargas Valle | Voces de El Colef

Amplios sectores de las juventudes que residen en la frontera norte de México se distinguen por identificarse culturalmente con México y Estados Unidos. En particular, la zona metropolitana de Tijuana es un área dinámica tanto en términos económicos como socioculturales, por su colindancia geográfica y su intensa interrelación con Estados Unidos, así como por la recepción de migrantes de distintos orígenes, especialmente de aquellos que transitan hacia Estados Unidos o que retornan de este país. Si bien el slogan de la ciudad es “Aquí empieza la patria”, indicando que Tijuana es el límite que demarca el territorio y la cultura nacional, en Tijuana se producen complejos sentidos de pertenencia que rebasan los límites nacionales.

Una encuesta realizada en escuelas secundarias de la zona metropolitana de Tijuana por El Colegio de la Frontera Norte y el Programa de Educación Migrante del Sistema Educativo Estatal (ESIEM, 2017) arrojó que 54% los estudiantes transnacionales  (aquellos con experiencia escolar en Estados Unidos) se identifican culturalmente con ambos países (Estados Unidos y México), 21% con Estados Unidos, y 25% con México. En contraste, 19% de los estudiantes no transnacionales se identifican con  ambos países, 4% con Estados Unidos y 77% con México.

Estos porcentajes reflejan enormes diferencias de acuerdo a la experiencia escolar en Estados Unidos, con más de la mitad de los estudiantes transnacionales identificándose con ambos países. Es conocido que las escuelas juegan un papel fundamental en la construcción de los sentidos de pertenencia nacional al enseñar geografía, historia y educación cívica desde sus propios nacionalismos. Lo interesante es que los estudiantes transnacionales construyen identificaciones híbridas, ancladas en sus experiencias de vida –escolar, familiar y/o comunitaria- en dos países, sus prácticas culturales, y sus posiciones sociales -entre éstas la ciudadanía americana y su estatus de minorías-, entre otros aspectos. Es decir, los estudiantes transnacionales logran conciliar discursos nacionalistas antagónicos y se inclinan por la hibridez, rescatando elementos de cada lado de la frontera.

Llama la atención también que un quinto de los estudiantes que solo han estudiado en escuelas mexicanas también se identifiquen culturalmente con ambos países, lo cual destaca el carácter intercultural de esta frontera. Aproximadamente siete de cada cien jóvenes entre 13 y 15 años de edad ha nacido en Estados Unidos, de acuerdo a estimaciones propias con el Censo de Población y Vivienda 2020; un alto porcentaje de las poblaciones jóvenes en estas edades tienen conexiones transnacionales y  son bilingües, por ejemplo, alrededor de un quinto de los estudiantes de secundaria recibe remesas de Estados Unidos y usa algo o mucho el inglés para comunicarse en casa, según datos de la ESIEM 2017; y, además, las poblaciones mantienen conexiones transfronterizas al cruzar al sur de Estados Unidos por diversos fines o interactuar con personas de Estados Unidos.

La interculturalidad es parte de la dinámica fronteriza del área metropolitana de Tijuana. En este sentido, conviene preguntarse ¿cómo se podrían valorar los sentidos de pertenencia híbridos en las escuelas y las comunidades fronterizas? Estas identificaciones nacionales son parte de las identidades de jóvenes que han logrado conciliar aspectos simbólicos de México y Estados Unidos, y podrían contribuir –en un futuro no muy lejano- a la construcción de relaciones internacionales que fortalezcan la complementariedad de ambos países.

Investigadora del Departamento de Estudios de Población
El Colegio de la Frontera Norte

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