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Cultura

El Museo Franz Mayer ofrece un recorrido por la historia del chocolate

Por: Alondra Flores Soto / La Jornada

A los frailes les causaba mucha risa ver a los indígenas con simpáticos bigotes rojos después de tomar una bebida espumosa y amarga. La primera vez que los europeos probaron el cacao preparado con agua y axiote, a usanza de la época prehispánica, no les gustó. Los conventos fueron los espacios más prolíficos del sincretismo cultural y gastronómico; ahí se dieron los primeros experimentos para agregar azúcar, anís, leche y otras especias para adaptar el sabor al paladar extranjero.

«Gracias a las piezas que Franz Mayer coleccionó podemos hacer viajes en el tiempo», expresó la historiadora Yolanda Mendoza, quien recibe en una fría y húmeda mañana a exploradores curiosos durante el recorrido Relatos chocolateros: Los sabores y aromas de la cocina novohispana, en el museo ubicado en avenida Hidalgo 45, frente a la Alameda Central.

Los cocos chocolateros, una especie de copa elaborada con la corteza de ese fruto, decorada con ornamentos de plata, son joyas centrales en las vitrinas de la exhibición permanente en el museo. Estos recipientes suntuosos, algunos grabados con el nombre del propietario, se utilizaban para servir la bebida espumosa durante los siglos XVII y XVIII. Es una de las paradas de la travesía en el tiempo. «Queremos hacer hincapié en los objetos que nos cuentan historias del chocolate» de las entre 11 mil piezas de mobiliario, cerámica, platería y esculturas.

La labor de las monjas jerónimas para experimentar con los sabores prehispánicos y europeos, el pasado hospitalario durante siglos del ahora museo que nació del sueño de un coleccionista, el peligro de excomunión por ingerir está bebida placentera y los salones palaciegos donde las familias adineradas se reunían para disfrutar de un rico chocolate son algunos de los episodios por conocer siglos de una larga travesía del manjar oscuro apreciado en todo el mundo.

«Hablar de chocolate es hacerlo de infinidad de temas, de sus orígenes en cuanto a culturación, condiciones para que (el cacao) crezca, sus cuidados, de por qué es tan caro adquirir un buen chocolate. También podemos conversar sobre la vida cotidiana y, por supuesto, sobre la cocina novohispana», comenta Yolanda Mendoza.

La encargada de Comunidades e Innovación Tecnológica explicó en entrevista que en el contexto del cambio de horario de apertura del museo, ahora un poco más temprano, se pensó en crear una actividad que reúna a las familias por las mañanas. «La intención es retomar actividades cotidianas, como beber chocolate y vincularlas con la historia del museo y de los objetos que coleccionó Franz Mayer, además de aportar datos interesantes».

Los antecedentes del cacao son muy antiguos, los mayas ya dejaban ilustraciones de su preparación a cargo de mujeres de clase alta, ya que era una bebida sólo para personas importantes. En la época prehispánica se consideraba sagrada, y los granos se usaron como moneda de cambio. Durante la época novohispana dejó de ser picante y se empezó a jugar con los sabores de la cocina prehispánica y todas las especias e ingredientes que llegaban a bordo de la Nao de China desde España.

Los sábados en el Museo Franz Mayer se ofrece este recorrido especial, que al final concluye con una taza de rico chocolate artesanal elaborado en la cafetería del museo, sitio especial, pues con sus azulejos y la estampa de San Pascual Bailón, santo de las cocineras, representa una idea de la antigua zona donde se preparaban los alimentos para los enfermos siglos atrás. Para disfrutar de esta máquina del tiempo hay que llegar a las 10 de la mañana a la taquilla y por 90 pesos conocer los detalles de la espumosa bebida. Por fortuna, ya no hay frailes que se rían de los deliciosos bigotes de espuma.

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