“Algunos damos la batalla aceptando un papel llamado fixer”: Mariana Martínez
Tijuana, 4 de enero. En las zonas de “alto riesgo” -como esta frontera- hay un oficio que se parece mucho al de un periodista, que algunos de ellos desempeñan para completar “el chivo” de la semana o el mes; se le denomina fixer a quien lo ejerce. Es un guía local para un periodista extranjero, para un enviado o corresponsal. El fixer traduce, maneja, ofrece contexto histórico, concreta entrevistas… pero no recibe crédito como periodista.
En Inside People. Historias desde la reclusión, Mariana Martínez Esténs (Ciudad de México 1979) , una periodista que pateó las calles y los entresijos de Tijuana durante 20 años, nos platica de qué va ese oficio que paga en dólares, mucho más que a cualquier reportero freelance, pero bastante menos por una jornada de trabajo comparado con un corresponsal extranjero.
Mariana lo hace desde la crítica de sí misma -su libro es un objeto personal, una reflexión sobre ser periodista en esta frontera-, y desde lo que le dejaron y también le robaron las muchas horas al lado de equipos de periodistas extranjeros que buscaban el mejor ángulo para fotografiar, videograbar o describir todos aquellos tópicos que hacen de Tijuana un sitio muy violento y a la vez atractivo.
Precaria, una palabra cada vez más asociada al oficio
El libro se terminó de imprimir durante la pandemia. Estaba en prensa cuando mataron al fotoperiodista Margarito Martínez -quien muchas veces ejerció de fixer- y a la periodista Lourdes Maldonado. Es por todos lados una reflexión sobre cómo se hace periodismo y se vive desde la periferia, la del país o la del mundo, quizá hasta la de uno mismo.
Freelance, la autora actualmente vende su trabajo a medios nacionales e internacionales, a las agencias que pagan “por nota”. Al ofrecer una información a medios internacionales los editores preguntan “are they American?”, “Are there any Americans involved?, y si la respuesta es: No, la nota vale automáticamente menos, dice esta periodista que consigue reflexionar desde distintos ángulos sobre su trabajo.
En ese contexto precario -una palabra que cada vez se asociada más al oficio, dice Mariana Martínez-, “algunos damos la batalla aceptando un papel llamado fixer”.
Los enviados y corresponsales extranjeros suelen llegar a Tijuana con una lista muy concreta para hacer sus reportajes: “quiero un narco muy maldito, un pandillero arrepentido, un adicto sumido en la desesperanza… quiero una mujer que haya empezado a vender su cuerpo desde niña…”
“Entonces nosotros, periodistas apodados fixer, dirigimos entrevistas, hacemos planes de seguridad, negociamos accesos a espacios, orquestamos entrevistas anónimas con narcotraficantes, coyotes, polleros, trabajadoras sexuales, adictos, médicos en práctica clandestina, asesinos a sueldo, pandilleros y niños, muchos niños víctimas de la violencia”.
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No es un ajuste de cuentas
Autocrítica hasta sentirse “Malinche” por contribuir al colonialismo, Mariana reivindica una actividad que es entre colegas, pero que sin embargo quienes llegan hasta aquí contratan un “fixer” y desdibujan su contribución al producto final, la reducen a “una guía de turistas muy especializada”.
El libro no es un ajuste de cuentas con los otros -quizá solo con ella misma-, es más bien una reflexión sobre un oficio que tiene muchas aristas, y ahí se entrecruzan los periodistas que “caen en paracaídas” en ciudades como Tijuana: “que constantemente violan las reglas éticas y de cuidado de las personas que contribuyen a las historias; se muestran rostros, se usan datos completos, incluyendo apellidos, ubicación, lugar de trabajo… se violan intimidades, se obtienen consentimientos de personas incapaces, drogadas, deprimidas…”
Y ¡claro!, después, en algunos casos… se ganan premios.
Texto publicado en inglés y en español, Inside People. Historias desde la reclusión también incluye recomendaciones para equipos de prensa extranjera, productores de documentales, o reporteros de otras partes del país que llegan a Tijuana en busca de historias y terminan exhibiendo a sus entrevistados sin calibrar que a esas personas les pueda costar la vida.
*Mariana Martínez Esténs trabajó para la edición en español del San Diego Union Tribune, la agencia AP, Milenio, W Radio y muchos otros medios. Ha sido fixer para múltiples medios internacionales que vienen a Tijuana y empresas europeas que elaboran documentales en el mundo de habla hispana.