La Región Fronteriza Norte de México: impactos y recuperación económica del COVID-19
Hace poco más de tres años, a finales del año 2019 se difundieron los primeros reportes sobre la aparición en Wuhan, China de un brote de neumonía atípica. Estudios posteriores dieron cuenta de que los mismos fueron causados por un nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2. Su propagación a otros países se produjo en menos de 15 días y el primer caso confirmado en México se registró el 28 de febrero. El 11 de marzo del 2020 la Organización Mundial de la Salud declara al COVID-19 como una pandemia.
En México, se identifican las acciones para la atención de la pandemia en tres fases: la Fase 1 con casos importados y donde se aplicaron protocolos de vigilancia epidemiológica y de atención médica, y la promoción de la salud con información sobre COVID-19; la Fase 2, donde ya hay casos de transmisión local en México y se implementa la Jornada Nacional de Sana Distancia que considera medidas básicas de prevención, suspensión temporal de actividades no esenciales, reprogramación de eventos de concentración masiva, y protección y cuidado de las personas adultas mayores; la Fase 3, que extiende la Jornada Nacional de Sana Distancia incluyendo la suspensión de actividades no esenciales y finalmente se implementa un Semáforo de riesgo epidemiológico en lo que se conoció como Nueva Normalidad.
En adición a estas acciones, fue de especial interés para la región fronteriza la restricción temporal de viajeros que cruzan la frontera terrestre de Estados Unidos-México con fines no esenciales que entró en vigor el 21 de marzo de 2020.
Como un acercamiento inicial a la comparación de los impactos del COVID-19 en la región fronteriza consideraremos la composición del personal ocupado en las actividades económicas esenciales y no esenciales. El resultado, utilizando los datos de los Censos Económicos del INEGI 2018, indica que para la economía nacional el 34% de las personas se desempeñan en sectores considerados no esenciales. En el caso de la economía de los estados fronterizos se puede esperar entonces un mayor impacto relativo en los estados de Nuevo León y Baja California donde sus ocupados en sectores no esenciales son 40 y 36% respectivamente.
Al profundizar en el impacto económico del conjunto de las medidas tomadas en el combate a la pandemia de COVID-19 en México basado en los datos del total de asegurados en el IMSS se puede observar como la disminución para el total de la economía nacional fue de poco menos del 5% con un impacto inicial fuerte entre abril y mayo del 2020, una recuperación importante en junio y julio y una nueva caída en los meses subsiguientes seguido de una lenta recuperación hasta el nivel pre-pandemia en agosto del 2021 y un crecimiento lento hasta alcanzar en febrero del 2023 un crecimiento de 5% en relación a enero del 2020.
En las economías de los municipios de la franja fronteriza la trayectoria de crecimiento ha sido significativamente diferente. En el caso de los municipios de mayor población –Tijuana, Juárez, Nuevo Laredo, Mexicali por sólo mencionar algunos- el impacto inicial fue también fuerte, aunque menor al 5% de la economía nacional, al que siguió una recuperación muy significativa para mayo a los niveles pre-pandemia y para junio a niveles de entre 5 y 7.5% en relación a enero del 2020. En general, la trayectoria ha sido de un crecimiento sostenido con niveles de entre 10 y 15% a febrero del 2023. Los municipios menos poblados muestran trayectorias de mucha inestabilidad con crecimientos y decrecimientos altamente variables. En términos agregados, el patrón dominante para la economía de la frontera es el de los municipios de mayor población.
Aunque no cuantificados con la misma precisión estadística, las afectaciones por las restricciones a los cruces fronterizos para viajes no esenciales tienen un doble impacto: las afectaciones en el ingreso de las personas que trabajan o desarrollan actividades por una retribución monetaria en los EEUU; y las afectaciones en el consumo de los hogares al no poder continuar con el patrón de compras compartidas entre México y los EEUU o aplazar decisiones de compra. En ambos casos, son afectaciones al bienestar de los residentes fronterizos actuando la disminución de los ingresos de una manera directa y la sustitución por productos comprados en México a los que cotidianamente compraban en EEUU de manera indirecta que por ser más costosos los comprados en México disminuyen el total de las compras y el consumo de los hogares.
Entre otros impactos, se debe reconocer también que el efecto de sustitución de las compras en EEUU por nacionales tuvo un efecto positivo para la economía en México que expandió su actividad económica y los beneficios asociados en términos de empleos y derrama económica. Adicionalmente, las restricciones a la interacción social y el desarrollo de las actividades a distancia o el trabajo en casa modificó la composición del consumo e incentivó la expansión de algunas actividades económicas como las compras en línea y los servicios de entrega, entre otros. En resumen, el reconocimiento total de los impactos y los cambios económicos asociados aún no se manifiestan en su totalidad y seguramente serán temas a considerar para el desarrollo de próximas investigaciones.