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Opinión

El último lector | Aforismos inmunitarios en un cuerpo de literatura

Por: Rael Salvador

En su precisión —que remarca lucidez—, el aforismo suele parecerse a la cicatriz realizada por un diamante.

Hipócrates como Emil Cioran, Elias Canetti o Guido Ceronetti, estilete en mano, pueden ofrecer duro testimonio de ello: relámpago de la mente que, en su brevedad certera, iguala al hombre con el infinito.

Al igual que Buñuel —escurrimiento de cristal en sentencias fílmicas—, Leobardo Sarabia nos hace observar el mucilaginoso tajo en el ojo del Universo.

Dotado de su excepcional sentido crítico —agudizado por la cepa de la influenza—, el autor de “Aforismos de la epidemia” (Tijuana Metro, 2021) explora la sensibilidad de la naturaleza humana en un selecto puñado de palabras que retiemblan su inclemencia en la mesa de la conciencia: dados de hueso que suman desgracia, emergencia, abandono, oportunismo, desastre, muerte…

(Así como el término “desastre” quiere decir “caída de los astros”, la palabra italiana “influenza” significa: “mala influencia de los cielos”.)

Entregas anteriores —que suman los dos trabajos presentes: “Aforismos de la epidemia” y “Viaje a la ciudad en cuarentena”*— fundamentan la indagación radical de las inmersiones temáticas de Sarabia, formulaciones que dominan la visión de un territorio devastado y ofrecen la fuerza emocional extrema de encontrarnos en deuda con la vida.

Las sentencias de Leobardo Sarabia nos arrojan a la lúgubre reconsideración de un “epitafio compartido” —en forma de libro—, ahí donde el “recuento funeral” es anestesiado por el miedo, ese vasto control con licencia de abasto que permite a los usureros de la crudeza aprovecharse y, no carentes de gula inmunitaria, beneficiarse de la situación infernal —“feudo salvaje y permisivo”—, mientras se estigmatiza a muerte a los infectados, parias de la salud pública local, en el yermo paraje nacional e internacional.

Ya se decía —palabras, como las de Sarabia, que no hay que olvidar entre las olas de naufragio en la “nueva normalidad”—: “No, no estamos en el mismo barco. En todo caso estamos en el mismo mar. Unos en yates. Otros están agarrados de algo que ayuda a flotar. Y otros sin nada, con sus únicas fuerzas”.

Como la historia de la pobreza en invierno, la gripe “estacional” es lo suficientemente “benigna” como para que muchos la padezcan y —después de incinerar a tantos— no sean pocos los que también sucumban y se volaticen sin despedirse. La divergencia radica en lo fatal de la Covid-19 y su arrastre a la neumonía —que suma males añejos— a partir de la desconsideración humana.

Bailando con Lucifer —acusando estas máximas de lucidez contagiosa—pienso en el “bioterrorismo”, pero sobre todo en el Terrorismo de Estado. Si Jean-Paul Sartre arguyó que “el terrorismo es la bomba atómica de los pobres”, bien valdría traer a escena a Camus, quien pone a las ratas frente a nuestra nariz: “…vendrá un día en que, para desgracia y enseñanza de los hombres, la peste despertará a sus ratas y las enviará a morir a una ciudad
dichosa”.

Y en la sutileza del aforismo, Leobardo Sarabia subraya la angustia del coágulo en la astilla del espejo roto: “Del recuento funeral queda un aviso, casi una sentencia: estos días volverán”.

*En el marco del ENCUENTRO LITERARIO NORTE 32° se presenta la Mesa de Reflexión LA VIDA DESPUÉS DE LA PANDEMIA: UNA MIRADA DESDE LA LITERATURA, donde los comentaristas Miguel Ángel Quemain, Enrique Briseño, Rael Salvador abordaran los contenidos de los libros “Viaje a la ciudad en cuarentena” y “Aforismos de la epidemia” del escritor Leobardo Sarabia. La actividad está programada para este viernes 11 de noviembre, a las 5:00 p.m., en la Sala Federico Campbell del Centro Cultural Tijuana (CECUT). La entrada es libre.

raelart@hotmail.com

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