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Economía

Duplican gasto en fertilizante para evitar crisis alimentaria

Por: Dora Villanueva / La Jornada

Ciudad de México. El gobierno federal duplicará el gasto en el programa de fertilizantes este año, no sólo por el encarecimiento de estos insumos dada la guerra entre Rusia y Ucrania, sino por la urgencia de contener la carestía de los alimentos, los cuales reportan una inflación de 12.6 por ciento en el último año, la quinta más alta entre los integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público adelantó que contempla un gasto de 10 mil 604.2 millones de pesos en fertilizantes durante 2022 y 2023, al tiempo que se rehabilitan las plantas que lo fabrican en el país. El objetivo es ayudar a absorber el choque inflacionario “que podría derivar por la falta de producción o por la materialización de mayores precios de alimentos debido a los costos de los insumos agrícolas”, detalló.

En el Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 se etiquetaron 2 mil 700 millones de pesos para el programa de fertilizantes que se opera a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural; ahora, en los Pre-Criterios de Política Económica 2023, se ajusta la partida a 5 mil 200 millones de pesos, 92.6 por ciento más. Y para el próximo año se propondrá al Congreso un gasto de 5 mil 404.2 millones de pesos para el mismo fin.

México importa el 56.7 por ciento del fertilizante que utiliza. Las importaciones de fertilizante se incrementaron en 21.1 por ciento entre 2018 y 2021, lo cual, vuelve a nuestro país dependiente de este recurso tan importante, situación que se agrava dentro del contexto actual dado que el 25.1 por ciento de las importaciones de fertilizantes provienen de Rusia. Asimismo, por cada 100 pesos de producción agrícola en México, se requieren 13.20 pesos de gasto en fertilizante”, explicó Hacienda.

Hace poco más de una semana el gobierno federal comenzó a esbozar lo que serán lineamientos públicos para asegurar el abasto de alimentos, los cuáles ya acarreaban mayores costos por la interrupción de cadenas de suministro derivado de la pandemia de covid, pero que desbordaron alarmas con el inicio de la guerra en Ucrania. Se busca promover la producción local y mercados más baratos para las compras inmediatas.

El presidente Andrés Manuel López Obrador adelantó sobre “un plan para fortalecer la economía popular y enfrentar la carestía”, que garantice “la canasta básica a precios bajos y que sea una alimentación nutricional”; agregó que se ha podido controlar la inflación, “que no se nos salga de control por completo”, con el manejo en los precios de los combustible, así que no se descarta una política similar con los alimentos.

En los Pre-Criterios, Hacienda estima que la inflación cierre el año en 5.5 por ciento para 2022, y en 3.3 por ciento para 2023. Sin embargo, advierte que estas proyecciones están al filo de los riesgos que representa la guerra en Ucrania para la economía global, tanto en el sector real como en los mercados financieros.

“En el sector real, destaca que Rusia y Ucrania, en conjunto, contribuyen con el 30 y el 11 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo y petróleo, respectivamente. Más aún, ambos países son exportadores importantes de otros productos energéticos, agrícolas e industriales, entre los que se encuentran insumos para la producción de automóviles como el cobre, el níquel, el paladio y el gas neón”, explicó.

Además de Rusia, China y Canadá son de los principales exportadores de fertilizantes en el mundo. Hasta ahora, Hacienda no ha detallado en qué medida el incremento en el gasto corresponde al encarecimiento de esos insumos y cual a la expansión de una política de apoyo a productores. Tampoco ha detallado dónde piensa adquirirlos.

Alimentos, cerca de máximo histórico

Al notar en la escalada de alimentos una amenaza global, el Banco Mundial explicó que Ucrania y Rusia representan más de una cuarta parte de las ventas anuales de trigo en el mundo. Por ello, la guerra no sólo ha encarecido ese grano, también ha impactado en la cebada, el maíz y el aceite comestible, entre otros productos exportados por estos dos países.

Los precios de los alimentos a nivel local y mundial ya estaban cerca de máximos históricos antes de la guerra, y un gran signo de interrogación se cierne sobre las cosechas de las próximas temporadas en todo el mundo debido al fuerte aumento de los precios de los fertilizantes”, abundó Mari Elka Pangestu, directora gerente de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial.

La investigadora enfatiza cuatro prioridades para los países y la comunidad internacional: mantener el comercio de alimentos; apoyar a los consumidores y los hogares vulnerables a través de redes de protección social, dado que previo a la guerra muchas familias ya habían recortado su gasto en alimentos, al tener menores ingresos.

También recomienda apoyar a los agricultores, lo que podría “ayudar a proteger la producción de alimentos dentro de seis meses” y promover otras tecnologías y la aplicación de biofertilizantes, para dar alternativas al campo.

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