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Redescubren opiniones de Rosario Castellanos sobre feminismo

Por: Reyes Martínez Torrijos / La Jornada

Los textos periodísticos de Rosario Castellanos (1925-1974), compilados en el libro Mujer de palabras, artículos rescatados, muestran el desarrollo de la voz y la forma en que gana confianza la escritora. Se incluyen sus ensayos donde expresa de manera fuerte sus opiniones sobre política y feminismo, explicó la editora Andrea H. Reyes, quien reunió los escritos de la poeta y diplomática.

La nueva edición estuvo a cargo del Fondo de Cultura Económica (FCE) en colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México. El tomo uno se dio a conocer hace unas semanas y la próxima semana estará en librerías el tomo dos, ambos publicados con motivo del 50 aniversario luctuoso de la narradora, que se cumplió este año.

En entrevista con La Jornada, Reyes lamentó la ausencia de los informes que Castellanos envió cuando fue embajadora de México en Israel. Los busqué pensando que probablemente allí iba a haber algo sobre los palestinos y los conflictos internos en Israel, pero en la carpeta donde deberían estar no había nada.

Agregó que sobre esos reportes, Emilio Rabasa, entonces secretario de Relaciones Exteriores, dijo que eran los mejores en toda su experiencia en ese cargo. No tuve tiempo de seguir buscando. Alguien tiene que hacerlo. Castellanos se preocupó tanto por la gente indígena aquí que de ninguna manera podía vivir en Israel sin hablar de los palestinos ni mencionar lo que estaba pasando.

La investigadora mencionó que entre los 514 ensayos publicados en Excélsior e incluidos en los dos volúmenes está La abnegación: Una virtud loca ,de 1971, que es el mayor ejemplo de su posición feminista, pues lo leyó en una celebración del Día Internacional de la Mujer, frente al presidente Luis Echeverría.

En el texto, que luego se publicó en dos ocasiones, la poeta habló de todas las inequidades en el trato del hombre y la mujer en la sociedad y la cultura mexicanas, en educación, trabajo y en la libertad de movimiento; uno puede hacer lo que se le dé la gana con su cuerpo y el otro tiene que reservar ese cuerpo para que en él se hagan procesos ajenos a su voluntad, contó la compiladora.

Un año después de la muerte en Israel de la diplomática, se editó A Rosario Castellanos, sus amigos, en el que Dolores Castro, Javier Peñalosa y otros escritores hablaron de ella. Ahí también se incluyó La abnegación: Una virtud loca.

Con derecho a hablar de lo que sea

Andrea Reyes recordó que cuando se publicó Mujer que sabe latín…, “la única de las cuatro antologías que se enfocan en el tema de la mujer, no se incorporó este ensayo.

Creo que por ese comentario sobre la sexualidad. En las antologías se hacía énfasis en cosas literarias, que querían presentarla como profesora de literatura y no como pensadora mexicana, como una mujer con derecho de hablar de lo que sea.

La investigadora puntualizó que el tema de vida social y política en México era el segundo más socorrido en Castellanos: 115 textos en comparación de los más de 200 escritos sobre literatura. “Me dijeron que en el FCE alguien pensaba que los artículos periodísticos no tenían la categoría para incluir en Mujer que sabe latín…”

Sobre la posición política de Castellanos, Reyes relató que en su reciente libro se incluyó un artículo apenas redescubierto por Claudia Domínguez Miranda: El mundo de los jóvenes: entre la tolerancia y la fuerza, que apareció a mediados de noviembre de 1968, muy cerca de la tragedia del 2 de octubre y donde aboga por la tolerancia.

En otros textos del primer volumen, reseñó la doctora en lenguas y literaturas hispánicas, Rosario Castellanos se congratulaba de las movilizaciones de los jóvenes, se refirió a la necesidad de la libertad de expresión y describió la realidad del país, criticó que se dijera que los estudiantes eran enemigos de la sociedad y explicó que ella tenía prohibido hacer críticas.

En La corrupción intelectual, describió la descomposición de los medios que no decían la verdad por representar lo que era conveniente para el gobierno, para recibir más dinero y tener una situación más cómoda.

Por último, Espejo humeante: la conciencia de la palabra gira en torno a un poemario de Juan Bañuelos. Retoma unas líneas del poeta: He visto largamente el mapa. / Pensé en mis hijos. Duele. Y eran todos los niños. / Fui deletreando el nombre de la patria / mientras buscaba dónde, dónde poner los ojos. / Y recordé de pronto algo que sangra: / Mexicano de tierra ensalinada, desollado, haraposo, / comedor de la noche y de las hojas, / catástrofe de costa a costa, ando buscando a un pueblo. / Ando buscando a un pueblo. / Habla.

Castellanos consignó que Bañuelos se internó en el estupor de la noche de Tlatelolco hasta ahora nunca lamentada con tan hondo desgarramiento como por él.

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