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Opinión

Aumenta la congestión en Tijuana

Por: Juan Antonio Pichardo Corpus* / Voces de El Colef

Hace dos años escribí en este espacio sobre la influencia de la pandemia de covid-19 en la disminución de la movilidad cotidiana y, como consecuencia, de la congestión vehicular en varias ciudades alrededor del mundo. Al mismo tiempo, se observaba que algunas ciudades estaban en camino de recuperar los niveles de congestión prepandemia, desafortunadamente esa tendencia se ha confirmado en los últimos dos reportes sobre congestión que publica anualmente la empresa INRIX, el cual incluye casi mil ciudades alrededor del mundo (https://inrix.com/scorecard/).

En el reporte de este año, publicado hace unas semanas, Tijuana está entre las 50 ciudades más congestionadas y es la segunda más congestionada de México, por encima de Monterrey y Guadalajara, solo detrás de la Ciudad de México. Cabe señalar que en el reporte del año pasado Tijuana estuvo en lugar 167 y en el 2022 estaba en el lugar 279, es decir, la ciudad ha ido escalando año con año en ese ranking de congestión.  

Por definición, la congestión vehicular es el aumento del tiempo de traslado de los desplazamientos, este aumento se origina cuando la cantidad de autos excede la capacidad de la red vial. El reporte de INRIX incluye el promedio de las horas perdidas anualmente debido a la congestión, Tijuana pasó de 37 a 56 horas, lo cual es consistente con la percepción de casi cualquier habitante de la ciudad o zona metropolitana de Tijuana.

En mi colaboración de hace dos años decía que la congestión es casi inevitable por el crecimiento de la ciudad y las restricciones espaciales, ya que prácticamente toda la red vial de una ciudad está en dos dimensiones, en el plano, salvo algunos puentes y pasos a desnivel. Esta característica de la red es un determinante muy fuerte, mucho mayor que la densidad de la red (https://doi.org/10.1093/comnet/cnad004). Por ello, la inversión en transporte público de calidad es fundamental, así como mejorar las mezclas de uso de suelo. Estas mezclas implican que los traslados de la casa al trabajo, a la escuela o a diversos servicios sean más cortos, lo cual incrementa la movilidad activa (caminar, bicicleta, etc.) y reduce la dependencia del transporte motorizado.

El desarrollo de infraestructura, como el viaducto elevado que se construye en Tijuana, ayudará a reducir la congestión, pero está lejos de ser la solución y como decía hace dos años, recuperar el SIIT y extenderlo es necesario para mejorar la movilidad de la ciudad, ya que el uso del transporte público reduce la cantidad de autos en las calles, pero es necesario que el transporte público sea de buena calidad. Esto no solo implica que los camiones sean cómodos o nuevos, sino que realmente permitan a las personas cubrir sus necesidades de desplazamiento, esto es, que el transporte conecté las zonas más importantes de la ciudad, tanto en densidad de población como en atracción de viajes, como los centros de trabajo. Además, un transporte BRT, como el SIIT, debe integrarse con el resto de las opciones de transporte, para que el costo sea accesible a los usuarios.

Si se compara Tijuana con ciudades con BRT y cantidad de habitantes similar, como León y Puebla, las diferencias en el uso del transporte público y vehículos particulares, como medios para desplazarse a los centros de trabajo, son notables. De acuerdo con datos del INEGI, del censo 2020, en León el 34% de los viajes al trabajo se hace en vehículo particular y en Puebla el 39%, mientras que en Tijuana el 56%. Naturalmente, el uso de transporte público es menor en Tijuana, solo el 29% de los viajes al trabajo se realizan por este medio, por su parte, en León es el 35% y en Puebla el 49%.

Por supuesto, la condición de frontera de Tijuana es una característica esencial para entender esos porcentajes, ya que la disponibilidad de vehículos usados (y autos chocolate) es mucho mayor que en el centro del país. Ese mismo patrón se ve en otra ciudad fronteriza, Ciudad Juárez, con una población mayor al millón y medio de habitantes, el 75% de los viajes al trabajo se hacen en vehículo particular y apenas el 17% en transporte público. De manera similar al caso del SIIT en Tijuana, el BravoBus en Juárez ha tenido muchas dificultades para instaurarse como un medio de transporte fuerte en la ciudad. Y también en concordancia con el SIIT, este año se están haciendo intentos por reactivar el proyecto del BravoBus.

Esperemos que el paso del SIIT al gobierno estatal logre reactivarlo y atraiga más usuarios, ya que ninguna infraestructura vial es suficiente para soportar altos porcentajes de movilidad en vehículos particulares. El siguiente paso deberá ser buscar un medio que no compita por el espacio con los vehículos particulares, como un tren o metro, que se sabe son la mejor opción de transporte público masivo para las grandes ciudades.

*Investigador del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente en El Colef.

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